miércoles, 27 de febrero de 2019

Análisis del Mercado Laboral Anuario estadístico 2018



Es cierto que el índice de parados y la tasa de ocupación son los datos inmediatos para medir la situación laboral de un país, región o sector de la población. El problema es que este es engañoso porque no se puede evaluar la calidad de esos trabajos sin acudir a un análisis mucho más hondo, además de ser datos que fluctúan mucho en ciertas épocas. En verano toca sacar pecho y en otoño callar.

Sin embargo hay un medidor que hace de termómetro perfecto para comprobar la salud laboral de un país, al menos en lo que se refiere a la satisfacción de los trabajadores, la huelga. La huelga es el instrumento más efectista, aunque también un arma de doble filo, que tiene el asalariado dentro del sistema capitalista. Si esta va acompañada de manifestaciones la visualización ayuda, pero su mayor utilidad es la congelación de la producción. Mirar los datos referentes a este derecho fundamental del trabajador y separarla por sectores nos habla de la salud del sistema económico (de la totalidad del sistema) más que cualquier otro número.

Haciendo un análisis rápido de los números que ha presentado España en los últimos diez años hay varias cosas a comentar. La primera es que el pico que supuso 2009 deja a las claras que fue el primer año en el cual el grueso de la población fue consciente de la gravedad de la crisis económica. Fue la primera y última vez que se han sobrepasado el millar de huelgas realizadas en nuestro país, superando ampliamente a cursos anteriores. Otro detalle que llama la atención es que 2011, el año del 15M, vio como bajaba el número de huelgas en 200 convocatorias con respecto a 2010. Pero el 15M fue un movimiento que ciertamente impulsó el movilismo de la población trabajadora porque en 2012 se volvieron a registrar números históricos. Rozando la cifra de las 1000 huelgas convocadas y rozando a 2009 como el año con más jornadas no trabajadas. También se observa como a partir de 2014, dos años después del comienzo del gobierno del PP, la crispación laboral se va disipando hasta registrar 641 convocatorias en 2016, el dato más bajo desde 2002. Esto habla de la capacidad de reacción del gobierno en este apartado.

Una vez analizados datos generales toca centrar la atención en la evolución de las huelgas según el sector. Y llama la atención que, siendo la construcción el mayor detonante a nivel nacional de la crisis comenzada hace ya una década, en 2016 este sector solo registró un 4,1% de las jornadas no trabajadas por huelga. El sector servicios, con diferencia el que mayor grueso de representantes tiene, se mantiene estable entre las 200 y las 300 jornadas no trabajadas de media, excepto en 2012 y 2013, sobrepasando las 500 y las 600. La construcción superó la centena de jornadas no trabajadas solo en 2009 durante la última década, llegando a equipararse con industria y sector servicios. La industria es más inestable, llegando a las 684 en 2012. Esto se debe a que el mercado de la industria, sobre todo la del metal, fue uno de los grandes damnificados por la crisis¹.

Por último, toca comparar las huelgas generales con otros momentos de crispación históricos en España. Aunque es complicado hacerlo en su número, sí que es útil fijarnos en la magnitud. Tomando como referencia la huelga general de marzo de 2012, la mayor huelga del año más turbulento de la década en el ámbito nacional, los sindicatos en su momento la cifraron en un 77% de participación. Siendo un dato altísimo, se queda lejos de la mayor huelga de la democracia, datada en más de un 90% de la participación el 14 de diciembre de 1988. Una fecha en la que se unieron el contexto de la transición y el gran poder que absorbían los sindicatos en aquella época en la que se empezaba a salir de la crisis de los 80².




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